Cuando viajas en avión, al aterrizar en el país de destino suelen pasar ciertas cosas. En general, aterrizas, pero al estar el aeropuerto en las afueras de la ciudad, no ves gran cosa. En esas ocasiones, puedes aterrizar de día o de noche y eso te provoca una sensación diferente al llegar. En general, cuando es de día, ves los alrededores del aeropuerto y el autobús que te lleva al destino ofrece un paisaje variopinto. Si es de noche, tratas de ver la actividad nocturna del país.
Lo cierto es que al llegar a Uganda la sensación es algo diferente (sobre todo si son las 3h45 de la madrugada!!). Mientras esperábamos un poco a que llegara el amanecer (coger un taxi de noche no es nada recomendable!), muy cansados por el viaje pero felices y empezando a sentir los olores diferentes y el clima tropical, vimos el ambiente de alrededor del aeropuerto, así que ya tuvimos ganado lo que en otros viajes siempre se ve.
Y al coger el taxi, se empezó a levantar el sol: era uno de los amaneceres más bonitos que habíamos visto nunca! No es muy común para nosotros ver cómo amanece en sobre el lago Victoria. Conforme el sol iba tomando protagonismo, se iban cambiando colores morados y naranjas hacia amarillo y azul y todo ello se reflejaba en el lago. Por su puesto, montañas, hierba y muchos árboles rodeaban todo. La bienvenida a Uganda no podía ser mejor. Ibamos camino de casa de Brother Roger para que nos llevase a tomar el bus que nos llevaría a nuestro destino: Ediofe, Arua.Bro